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Inkaterra Asociación contribuye al desarrollo de un nuevo proyecto de ecoturismo en el océano, desierto y bosque seco tropical de Cabo Blanco. Un modelo replicable para otras comunidades costeras, esta iniciativa se propone restaurar y conservar el Mar Tropical Peruano, mientras contribuye al desarrollo social y económico de Cabo Blanco.
El expresidente de International Game Fish Association (IGFA), Rob Kramer, señaló en la revista International Angler (octubre de 2013) que el concepto de Inkaterra “no solo permite que la pesca recreativa continúe practicándose en este entorno marino tan especial, sino que también la fomenta. También promueve la eliminación de prácticas destructivas que amenazan con desaparecer un recurso extremadamente valioso, en el cual se basan las economías sostenibles del litoral. El verdadero cambio de paradigma es la creación de parques marinos, en contraste a reaccionar a su formación a posteriori. (…) Al involucrarse desde un inicio, se tiene la oportunidad de conducir el proceso, aplicando estudios científicos y protegiendo nuestra habilidad para practicar en esta zona la pesca deportiva de manera responsable”.
Contexto histórico
Hacia fines de los años 40 el empresario petrolero e ícono de la pesca deportiva, Alfred Glassell Jr. (1913-2008), comisionó una ambiciosa investigación científica a las universidades de Yale y Miami. La misión era determinar los hotspots de pesca alrededor del planeta. Frente a la costa de Cabo Blanco, los expertos hallaron un fenómeno natural que convertiría a esta caleta de pescadores artesanales en la meca de la pesca recreativa. Descubrieron que la confluencia de tres corrientes de distintas temperaturas –Humboldt, El Niño y la sub-corriente de Cromwell– elevaba los nutrientes hacia la superficie del mar; hecho que atraía alrededor del 70% de la biodiversidad acuática del Perú, incluyendo a una gran variedad de atún y a los merlines más grandes del mundo.
A bordo de la legendaria embarcación ‘Miss Texas’, Glassell navegó el mar de Cabo Blanco y en un solo mes consiguió dos merlines cuyo peso superaba las mil libras. De acuerdo al International Game Fish Association (IGFA), era la primera vez que se conseguía tal record. Sin embargo, lo ocurrido el 4 de agosto de 1953 fue lo que llevó a Glassell a la portada de Sports Illustrated. Ese día se batió a duelo con un merlín negro (Makaira indica) de 1560 libras, el cual es hasta hoy el máximo trofeo de la pesca deportiva. La hazaña fue filmada por las cámaras de la Warner Bros. cuando buscaban tomas de apoyo para la adaptación cinematográfica de la novela El viejo y el mar.
Cabo Blanco se convertiría en los años 50 y 60 en el mejor destino de pesca deportiva. Destacan entre sus invitados John Wayne, Marilyn Monroe y el Premio Nobel de Literatura, Ernest Hemingway, quien recorrió el mar norteño por varias semanas del año 1956 a bordo de la ‘Miss Texas’. Tiempos dorados en los que se alcanzó otro récord mundial, aún insuperable: un atún ojo grande (Thunnus obesus) de 435 libras, pescado en 1957. Sin embargo, la sobreexplotación de recursos y malas prácticas han puesto en peligro la riqueza oceánica de Cabo Blanco.